Las personas espirituales son agradecidas, sienten que tienen muchas cosas (no necesariamente materiales). Ellas dan gracias por la vida, por el cuerpo, por poder ver u oír, por la naturaleza, por las flores y campos, por el techo, por la comida, por la ropa, etc.
Cuando una persona siente gratitud por la vida o por lo que tienen (sea mucho o poco) , entonces en forma natural siente ganas de compartir lo que pueda. A esa persona le gusta dar y compartir. Gente así aprecia las cosas y por eso siente necesidad de dar algo a cambio.
Gente así genera una vibración muy positiva, altruista y de amor. Su actitud es sana e incluso suelen contagiar a otras personas a hacer lo mismo.
No necesitas tener dinero, no todo es dinero. La amabilidad, una sonrisa sincera, un verdadero gesto de agradecimiento, un consejo, darle ánimo a alguien cuando lo ves triste o decaído, etc.
No esperes a que la gente cambie o que te agradezcan todo lo que haces. No es así, eres tú el que debe dar el primer paso y si los demás no lo dan, no importa.
La simple actitud de agradecer y compartir te hará sentir mejor y estarás contribuyendo a crear una vida mejor.